Queridas todas, y todos, quiero contarles algo que descubrí hace poco:
Hace 40 mil años aproximadamente, el ser humano apareció en ésta Tierra llena de peligros y hermosura. El menos adaptado de los animales: ni colmillos, ni alas, ni pelo, no corre, no nada, no vuela… un ser bastante frágil. Sin embargo, la naturaleza, Dios, el Universo o como guste cada quien llamarle, lo dotó de un cerebro consciente, capaz de razonar, pensar y sentir. ¿Por qué la naturaleza sacrificó el ser grandes y fuertes por tener un poco más de corteza cerebral? Esa consciencia es la responsable de nuestras angustias, nuestros miedos y nuestro estrés, aunque también de nuestra gratitud, compasión y amor. Básicamente de nuestra humanidad . Y a pesar de todo pronóstico el ser humano ha conquistado el mundo. Tenemos la capacidad de aprehender, aprehendimos a nadar como los peces y a volar como las aves; creamos tecnología, obras maravillosas de arte que son la expresión de nuestro espíritu. Podemos ver nuestro mundo, podemos sentirlo y, si nos esforzamos, comprende